Un hotel que hace años conozco y que he tenido la oportunidad de visitar de nuevo después de su reforma en el año 2013. Hoy día es regentado por dos hermanas Ainhoa y Nerea, siguiendo la tradición familiar de sus padres y abuelos.
Una situación privilegiada con unas vistas fabulosas sobre Getaria y todo el entorno. Un lugar ideal sobre el Cantábrico para desconectar y disfrutar.
Al entrar una sensación de calma y tranquilidad que os hará sentir como en casa. Se respira un ambiente de paz y relax maravilloso.
Una decoración preciosa, cuidada, moderna y vanguardista, con mucho gusto, mezclando diferentes elementos decorativos, creando espacios súper agradables que invitan al descanso.
El saloncito de la entrada con chimenea me chifló.
El saloncito de la entrada con chimenea me chifló.
La terraza está genial, es muy amplia con preciosas vistas al Ratón de Getaria, los viñedos de txakolí y el mar.
Disponen de un self service corner para las cenas, un rinconcito monísimo, con platos gourmet fríos y calientes con especialidades típicas de la zona, donde uno mismo puede prepararse la cena dentro de una variedad de productos de calidad.
Merece la pena contemplar cada rincón.
El hotel cuenta con 10 habitaciones amplias, muy luminosas, decoradas de manera distinta y amplias terrazas con vistas espectaculares.
Un hotel con encanto, acogedor y muy familiar. Os lo recomiendo si venís al norte, es ideal.
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