A través de la novela descubrí esta misteriosa ciudad y en cuanto tuve una oportunidad pude conocer su historia y sus atractivos, una ciudad con una gran mezcla entre cultura africana y europea. Pasar un día en Tánger es una experiencia única. Un mundo diferente, muy cercano al nuestro, una mezcla de colores, sabores y olores. Una ciudad decadente pero con mucho encanto.
A tan sólo 14 km. del puerto de 'Tarifa', se encuentra esta ciudad sobre el estrecho de Gibraltar. Varios ferris salen diariamente desde el puerto con la compañía FRS Iberia, y el trayecto dura entre 45 minutos y una hora. Necesitaréis pasaporte y rellenar unos papeles en el mismo puerto que os solicitarán una vez dentro del ferri.
La primera parada obligatoria es 'Cabo Espartel', donde se juntan las aguas del océano Atlántico con el mar Mediterráneo, las vistas son impresionantes.
Cerca se encuentra 'la playa de Achacar', muy hermosa y de arena fina.
Saliendo por una de las puertas de La Kasbah, accedemos a La Medina, una de las visitas más importantes de Tánger, calles estrechas y laberínticas, llenas de gente y vida, bazares donde podréis comprar de todo. La Medina era la zona antigua y a pesar de la influencia europea, no ha perdido el encanto de las Medinas árabes.
El trasiego de la Medina es uno de esos momentos que recordaréis con nostalgia al finalizar el viaje: las tiendas de artesanía, alfombras, los puestos de la calle donde se apilan los frutos secos en perfectos montones coloristas, los establecimientos de joyas antiguas y mobiliario de otras épocas, tiendas de cosméticos donde el 'aceite de argán' es el protagonista...
En la Medina hay un sitio muy típico para comer con música tradicional en directo y la relación calidad-precio es bastante buena. Se trata del Restaurante Hammadi, un restaurante típicamente marroquí y uno de los más famosos y frecuentados de la ciudad.
Durante el almuerzo degustamos algunos platos como el Cous-cous de pollo y Sopa de verduras. Para concluir nos sirvieron un Té marroquí que estaba bastante bueno. Una experiencia gastronómica interesante.
Paseando por la Medina, llegaréis al 'Zoco Chico', una pequeñita y animada plaza con cafés y antiguos hostales con mucho encanto.
En Tánger hay muchas mezquitas. Pero he de destacar 'la Gran Mezquita', la puerta de entrada es una auténtica maravilla.