Te cuento mi ruta para que disfrutes la ciudad a tu aire: historia, comida deliciosa, arte y ese toque de magia que sólo Budapest tiene.
Día 1: el Danubio y las vistas
Empieza cruzando el "Puente de las Cadenas", uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad. Un puente colgante que une las dos orillas de la capital húngara.
Cruza el Puente de las Cadenas, y sube hasta el "Castillo de Buda" en el funicular.
Cerca del Castillo de Buda, se encuentra la Fuente de Matías una joya neobarroca, que esconde una trágica historia de amor, ya que inmortaliza la melancólica historia de Ilonka, una campesina que, al descubrir que su amado de incógnito era en realidad el rey, murió de un corazón roto por un amor imposible.
Los locales llaman a esta fuente la "Fontana de Trevi húngara". La leyenda que dice que, si arrojas una moneda a la fuente, seguramente regresarás a Budapest. Imaginas qué hice ¿no?
Da un paseo por "el Bastión de los Pescadores", la vista es simplemente impresionante con el Parlamento al otro lado del río que parece un castillo flotante, la vibrante Pest y el Danubio. A pocos pasos se encuentra la Iglesia de Matías, te quedarás asombrado por su techo multicolor y sus vidrieras.
Día 2: Cultura, sabores y Budapest auténtica
Empieza el día con un paseo en el tranvía número 2, considerado uno de los paseos en tranvía más bonitos del mundo. Va bordeando el Danubio, con vistas al Parlamento, los puentes y la colina de Buda.
Baja en el "Mercado Central": es color, ruido y aromas. Aquí puedes probar un Lángos recién hecho (masa frita cubierta de ajo, queso y crema) un clásico en Budapest, o unas Salchichas húngaras. No es comida ligera, pero sí auténtica.
Empieza el día con un paseo en el tranvía número 2, considerado uno de los paseos en tranvía más bonitos del mundo. Va bordeando el Danubio, con vistas al Parlamento, los puentes y la colina de Buda.
No dejes de visitar la Basílica de San Esteban para admirar su majestuosa arquitectura y subir a la cúpula, donde disfrutarás de unas vistas panorámicas impresionantes de Budapest. Además, en su interior, podrás ver la "Santa Derecha", la milenaria mano momificada del primer rey de Hungría, una reliquia de gran importancia histórica y religiosa.
Por la tarde, sumérgete en el ambiente del Barrio Judío. Allí te espera la Gran Sinagoga, una de las más grandes de Europa, y los famosos ruin pubs, antiguos edificios medio en ruinas transformados en bares con encanto y mucha personalidad.
Cuando empiece a caer el sol, es hora de dar un paseo en barco por el Danubio. Es uno de esos momentos que no se olvidan: el Parlamento, los puentes y el Castillo iluminados mientras brindas con una copa en la mano.
Comienza el día desayunando en Cafe New York, la cafetería más bonita del mundo, con sus columnas doradas, sus techos con frescos y sus lámparas de araña. Aunque la comida es uy buena, lo que realmente impacta es el ambiente. Eso sí, te recomiendo ir entre semana y a primera hora para evitar largas colas.
Dedica el último día a descubrir la zona más tranquila de la ciudad. Pasea por la Plaza de los Héroes, con sus estatuas monumentales del Monumento del Milenio y el aire solemne que envuelve la historia húngara.
Podrás tomar el metro hasta aquí, considerado el segundo más antiguo de Europa seguido del de Londres. La línea M1 fue declarada Patrimonio de la Humanidad, por sus estaciones con un estilo antiguo. Todo un viaje al pasado.
Muy cerca está el "Balneario Széchenyi", con sus piscinas termales al aire libre, perfectas para descansar y dejar que el cuerpo se relaje después de tanto caminar.
El Hotel Emerald es una opción perfecta por su ubicación céntrica y su ambiente moderno y acogedor. Desde allí puedes ir andando a muchos de los lugares más importantes y disfrutar la ciudad sin complicarte con el transporte.









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